9 septiembre, 2021

 

“Y te alegrarás ante el Señor tu Dios por el fruto de tu trabajo” (Dt 12,18).
“Lo único que busco es vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida…” (Sal 27,4).

Es triste ver cómo hay personas que enfrentan cada día la vida como un gran peso. Tal vez puede haber circunstancias o situaciones que les hagan vivir bajo ciertas dificultades como es natural. Pero nunca será lo peor tener la oportunidad de levantarnos y saber que se nos regala un día más para ser felices y hacer felices a los demás. Hay que tener muy en cuenta que jamás volveremos a vivir el día de hoy. Por eso es presente es un regalo.

Dios nos hace el gran regalo de permitirnos saber que hay tantas cosas a nuestro alrededor que pueden ayudarnos a mejorar. Tanto en lo que podemos disfrutar al crecer y poner en juego nuestras aptitudes y cualidades. Como por lo que hay que buscar obtener buenos resultados en todo el bien que podamos hacer. Y entender así, que construirnos como personas cada día será la tarea más importante que tendremos siempre como seres humanos.

La vida es bendición. Vivirla de la mejor manera será el mejor regalo que le hagamos a Dios y a nuestros semejantes. Relajarnos y disfrutarla no está mal, desde que se haga con responsabilidad. Recordemos lo que ha dicho el Papa Francisco en alguna ocasión: la vida es una aventura imperdible. Entonces debemos darnos a la tarea de vivir al máximo todo lo que se nos ofrece para sentirnos vivos. Y definitivamente la vida se asume como aventura y reto al saber que contamos con herramientas para superarlo todo.

Dios no se equivoca y no juega con nosotros. Hay un proyecto de amor y vida plena para cada uno de nosotros. A lo que debemos corresponder en la búsqueda de lo bueno, lo valioso y lo trascendente. Solamente creciendo en armonía y diálogo con las diferentes dimensiones de nuestro ser como personas, es que encontramos el porqué de nuestra existencia. Entendiendo todo lo que hoy nos toca vivir como parte de un proceso de maduración interior. En donde a cada paso que demos podemos encontrarnos con una lección por aprender, y obstáculos que superar para hacernos más fuertes.

Los logros alcanzados nos confirman la dirección adecuada en que debemos llevar nuestra vida. Siempre y cuando sepamos aceptar con humildad las limitaciones que nuestra humanidad nos impone. Pero en vez de desanimarnos porque no alcanzamos objetivos deseados o metas propuestas. Sepamos valorar en la justa medida lo logrado a pesar de todo. Santa Teresita del Niño Jesús solía decir: todo es gracia. O sea, en todo Dios nos está haciendo el regalo de su amor, de su misericordia, de su paciencia.

Vivamos el gran regalo presente de estar hoy y aquí como Dios quiere que estemos. Realizando todo de acuerdo a su voluntad y en bien de los demás. Enriqueciéndonos de todo lo que Dios nos va permitiendo vivir y que nos ayudando a crecer. No hay nada que Dios permita que vivamos que quede fuera de sus planes por hacernos aprender algo. Quien sabe descubrir que siempre hay oportunidades nuevas en todo, no asume la vida como una carga y mucho menos se deja vencer por lo que pareciera rutinario.
P. Fernando Sotelo