Carta del Párroco:
El cristianismo inició su expansión en una sociedad en la que había distintos términos para expresar lo que nosotros llamamos hoy amor. La palabra más usada era «philia» que designaba el afecto hacia una persona cercana, y se empleaba para hablar de la amistad, el cariño o el amor a los parientes y amigos. Se hablaba también del «eros» para designar la inclinación placentera, el amor apasionado o sencillamente el deseo orientado hacia quien produce en nosotros goce y satisfacción.
El cristianismo abandonó prácticamente esta terminología y puso de moda otra palabra casi desconocida, «agape», a la que dieron un contenido nuevo y original. No querían que se confundiera con cualquier cosa el amor inspirado en Jesucristo. De ahí su interés en formular bien el «mandato nuevo del amor»: «Les doy un mandato nuevo: que sa amen unos a otros como yo los he amado» (Jn 13, 34).
El estilo de amar de Jesús es inconfundible. No se acerca a las personas buscando su propio interés o satisfacción, su seguridad o bienestar. Sólo parece interesarse en hacer el bien, acoger, regalar lo mejor que él tiene, ofrecer amistad, ayudar a vivir. Lo recordarán así años más tarde en las primeras comunidades cristianas: «Pasó toda su vida haciendo el bien.»
Su amor tiene un carácter servicial. Jesús se pone al servicio de quienes lo pueden necesitar más. Hace sitio en su corazón y en su vida a quienes no tienen sitio en la sociedad ni en la preocupación de las gentes. Defiende a los débiles y pequeños, los que no tienen poder para defenderse a sí mismos, los que no son grandes o importantes para nadie. Se acerca a quienes están solos y desvalidos, los que no tienen quien se preocupe de ellos.
Lo habitual entre nosotros es amar a quienes nos aprecian y quieren de verdad; ser cariñosos y atentos con nuestros familiares y amigos; vivir indiferentes hacia quienes sentimos como extraños y ajenos a nuestro pequeño mundo de intereses. Hasta parece correcto vivir rechazando y excluyendo a quienes nos rechazan o excluyen. Lo que le distingue al seguidor de Jesús no es cualquier «amor», sino precisamente ese estilo de amar que consiste en saber acercarse a quienes sufren olvidados de todos.
El evangelista Mateo nos recuerda cómo vivía Jesús en Galilea y cómo era su estilo de actuar: «Recorría toda Galilea.., proclamando el Evangelio del Reino y curando las enfermedades y dolencias del pueblo.» Así era Jesús. No lo deberíamos olvidar.
P. Fernando Sotelo Anaya.
Aviso:
El día 31 de Enero estaremos celabrando la fienta de nuestro santo patrono “San Juan Bosco”, iniciamos el 24 con la Misa de 6:00 pm. y seguimos 25, 26, 27.
Sábado 28 tenemos Misa de Enfermos a las 12:00 p.m ( Se suspenden los Bautizos),
Domingo 29 con las misas ordinarias,
Lunes 30 velación con la Adoración Nocturna a partir de las 9:00 pm y el
Martes 31 tenemos la moisa solemne a las 6:00 pm.