10 diciembre, 2023

Casi todos los estudios que se vienen publicando sobre la sociedad contemporánea insisten, de una u otra manera, en las contradicciones que caracterizan al hombre de hoy. Por ello, no es extraño que cada vez sean más los que, sin acertar tal vez a formular con claridad su malestar, andan buscando un sentido nuevo a su vida.

Estos años ha crecido de manera muy positiva el nivel cultural. Las nuevas generaciones reciben una formación más amplia. Vivimos mejor informados que nunca. Y, sin embargo, son cada vez más los que se sienten desprovistos de razones convincentes para dar un sentido a la vida. ¿Qué le falta a nuestra cultura? ¿Qué es lo que necesitamos para aprender a vivir?

Han crecido también los contactos entre las personas y la relación entre los pueblos. Hoy es posible una comunicación rápida y eficaz por toda clase de medios. Y, sin embargo, parece que el hombre contemporáneo es cada vez menos capaz de entablar relaciones de amor y amistad. ¿Qué es lo que hace tan difícil la relación profunda entre las personas?

Hemos de alegrarnos también de que la sociedad actual esté mejor equipada que nunca para luchar contra el dolor, la enfermedad y el mal. Pero, al mismo tiempo, parece que las personas se sienten cada vez más débiles para enfrentarse al sufrimiento y las contrariedades de la vida. ¿Qué es lo que ha debilitado la consistencia interior de las personas?

El hombre contemporáneo puede satisfacer necesidades y deseos que hace unos años eran impensables para muchos. Cada vez son mayores las posibilidades de viajar, divertirse, cultivar toda clase de aficiones artísticas y culturales. ¿Por qué crece el número de personas profundamente insatisfechas?

No es necesario seguir enumerando contradicciones. Casi sin darnos cuenta, comienzan a despertarse en nosotros graves interrogantes. ¿En qué no estamos acertando? ¿Qué es lo que falla? No son preguntas forzadas. Es el planteamiento realista de toda persona que quiere vivir su vida a fondo.

E. Rojas nos ha recordado recientemente en su libro “El hombre light” que la vida se nos presenta a todos como un problema que hay que ir resolviendo día a día. Y como en cualquier problema, “lo importante es plantearlo bien”. Será el mejor modo de enfocarlo y resolverlo con acierto.

No pocos hombres y mujeres sienten que su verdadero problema comienza ahí. Intuyen que no tienen la vida bien planteada. Les falta coherencia interior, afán de superación, proyecto, sentido, exigencia personal.

Cada hombre es responsable de buscar el camino acertado en la vida. Lo que caracteriza al cristiano es que, al diseñar su vida, al darle un sentido y al vivirla, tiene como punto de referencia clave a Jesucristo. De ahí la importancia de escuchar con atención la voz del profeta: “Preparadle el camino al Señor”.

Fraternalmente

Pbro. Luis Fernando Sotelo Anaya

Párroco