25 junio, 2023

En todas las épocas ha habido «profetas de desgracias» dedicados a anunciar toda clase de males para el futuro. También hoy aparecen aquí o allá personas poco equilibradas que profetizan catástrofes y desgracias —incluso el fin del mundo—, tal vez porque ellos mismos viven su vida como catástrofe y proyectan sobre el mundo sus propios deseos destructivos.

Estos falsos profetas pueden tocar un punto sensible en el alma frágil de algunos, pero no son los más peligrosos. Mayor daño hacen quienes constantemente van destilando su pesimismo envenenando la vida cotidiana con su visión sombría y sus pronósticos pesimistas.

El creyente no se hace ilusiones sobre la situación del mundo. No se engaña «resolviendo» los problemas desde una fe ingenua. Conoce la fuerza del mal, pero su fe en Dios le ayuda a no olvidar que el mundo no está abandonado a su desgracia. Más allá de los titulares de la prensa y los datos de las estadísticas, el creyente ve la realidad en su hondura última que es la salvación que viene de Dios.

Ésta es la confianza fundamental que Jesús quiere transmitir a sus discípulos: «No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.» Es cierto que la vida está llena de experiencias negativas y la fe no ofrece recetas mágicas para resolver los problemas. Pero la existencia del ser humano está en manos de Dios. Sólo en El está nuestra salvación de la muerte y del fracaso final.

Esta fe robusta en Dios no lleva a la evasión o la pasividad. Se traduce, por el contrario, en coraje para tomar decisiones y asumir responsabilidades. Conduce a afrontar riesgos y aceptar sacrificios para ser fiel a sí mismo y a la propia dignidad. Lo propio del verdadero creyente no es la cobardía y la resignación, sino la audacia y la creatividad.

Otra consecuencia de la confianza en Dios es la paciencia, ese arte de asumir la adversidad y resistir a la agresividad del mal sin perder la propia dignidad ni destruirse. La palabra «paciencia» en el primitivo lenguaje griego de las primeras comunidades cristianas se dice «hypomone», y significa literalmente «permanecer en pie» soportando el mal de cada día. Esa es la actitud secreta de quien pone su confianza última en Dios.

Fraternalmente

Pbro. Luis Fernando Sotelo Anaya

Párroco


Aviso:

Una de las necesidades graves de la parroquia es la de “Dar formación a los agentes de pastoral y a toda la comunidad en general”. Tenemos que conocer nuestra fe. La Dimensión para evangelización y catequesis (Didec) año con año iniciamos un curso básico para instruir y formar agentes de pastoral (Ceficap) y en el verano hay un curso intensivo, este año iniciamos el 3 de Julio al 15 de Julio por la mañana de 8:00 am a 1.00 pm. Inscripciones del 15 al 17 de Junio